viernes, 19 de octubre de 2012

C'est si bon

El violín y su maestro.

Si hubo quien no le quiso poner nunca a los malos tiempos la cara que solemos poner los demás, ese quien tuvo nombre, apellidos y un violín. El violín que comenzó a sonar y a dejar de hacerlo siempre de la misma manera. El violín que hablaba en francés. El violín que hacía sonar la Marseillaise mientras unas cuantas bombas amenizaban la velada. El violín que mejor conoció al manouche de Django Reinhardt. El violín que se saltó los cánones y tocó Minor swing, que en sus manos fue de todo menos menor. El violín del club más hot de Francia. Y de más que Francia. El violín que enamoró a las generaciones entre guerras. El violín que hacía el amor. El violín de alguien a quien deberíamos llamar gentleman si no fuera porque él era todo un Monsieur. El violín que presumía de ser más francés que la torre de las postales de París. Y que el Sena y que Maurice Chevalier, al que si miras mal, diríase que su look es más que similar. El violín que parecía trabajar sin solución de continuidad. El violín sin solución para los que quedaban por él yonkies enganchados de por vida. El violín del I got rhythm.  El violín del Moonlight in Vermont. El violín del Stardust. El violín de todos los standards del mundo. Ese violín que todavía no ha dejado de sonar. Y prepárate porque creo que va a tardar en hacerlo.
Exactly Like You by Stéphane Grappelli on Grooveshark

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