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viernes, 4 de noviembre de 2022

No-tas de un viaje de vuelta

 

Descubramos


No. No has escuchado bien el Dream a little dream of me hasta-que-no-escuchas-bien-el-contracanto-de-Satchmo cuando Ella hace el canto.


Bird. Aka Charlie Parker. Aka Eastwood del 88. El pájaro escucha que por la radio del coche emiten la versión que King Pleasure le ha hecho en vocalese de su sempiterno Parker's Mood. Vaya mierda. Viene a decir el acompañante. Y Parker, que escucha bien escuchado, le dice a su acompañante Shut-up.



Deconstructing Harry. Antes de que Woody Allen se destruya-deconstruya (sí, existe el palabro, sí, existe palabro) en varios sosias-proyecciones con o sin gafas, suena Twisted, suena Annie Ross, suena otra-versión-vocalese de un tema de Wardel Gray, suena durante los títulos de crédito iniciales, suena Twisted mientras Judy Davis sale una-y-otra-vez-en-moviola-en-repeat del mismo yellow cab visiblemente voy-a-darte-pal-pelo. Hay que escuchar mejor a Annie Ross. Mejor, hay que escuchar a Annie Ross. Con o sin Hendricks y Lambert, hay que escuchar.


Escuchar-descubrir a Lorez Alexandria. Decía el Cifu: se puede cantar jazz, no-por-ello-eras-cantante-de-jazz.


Ipse, Jackie Paris.


Los dos sabían cantarle al jazz.


Annie Ross.


Y Chet Baker por aquí.



martes, 29 de septiembre de 2020

Rimando al miedo

 


El miedo lo definen fácil. Se explica peor. El miedo se vive, te muere, te atrapa, te devora, te jode, te reprime, te abarata, te aplasta, te destierra, te castiga, te domina, te roba, te seduce, te mira y te come.

Te ama. 

(Mi soulmate ha hecho del miedo poesía. Mi soulmate es poeta – mi soulmate es poeta, no me gusta la palabra poetisa- y le han publicado En clave de jazz (Lastura Ediciones, 2020), un poemario que debe degustarse como los buenos vinos, a sorbos de amor, desamor y de jazz. Esos vinos que tanto le gustan a mi soulmate y que envejecen mejor a la par que su sabor).

(Mi soulmate en uno de esos lamentos de amor y de jazz ha hecho del miedo poesía y me ha inspirado escribir).

El miedo rima con duda y con desamor, con celos y con certezas, con cualquier canción de Billie y con el Strange Fruit, con rendirse y con derrotas, con angustia y con naufragios, con futuros imperfectos y con pasados incesantes. El miedo es la boca del lobo y no encontrar la ballena blanca pero la ballena no la ves pero está ahí. Al miedo lo conoces cuando te dices eso del Everything happens to me.

(Mi soulmate al miedo lo rima con amor y con tristeza, con desastres y con ilusiones rotas. Mi soulmate ha hecho del miedo poesía y al rimarlo hace lo que no hace nadie. O lo hace como nadie).

Con el miedo tú eres presa y el miedo la calamidad atractiva, pero estamos tú y yo y el miedo también llora y le daremos consuelo y boleto el día que tú (me) quieras. Nunca se abandona al miedo. ¿Necesario miedo? A veces nos hace falta un buen maestro.

El miedo también puede ser y es poesía.

miércoles, 5 de agosto de 2020

2020 tiene nombre de sirena




¿Dibujamos sirenas?

Suena otra sirena ahí afuera. Afuera es la calle, afuera, la gente, el mundo, la vida, el virus, el miedo, el no miedo, el verano, el calor, los cuarenta grados, el año 2020, que parece que más que un año es una condena, no por nada sino porque parece que nunca avanza y que nunca se va a acabar, un año del que no nos damos cuenta porque nos detenemos en otras cosas, en otras historias, ni siquiera nos paramos a pensar en que tenemos un rey que es un ladrón, en parte porque ya lo sabíamos, en parte porque parece normal que haya una persona más igual que las otras y pueda hacer cosas que esas otras personas no pueden o no se atreven a hacer. El Pisuerga creo que sigue pasando por Valladolid, así que algunos aprovechan para que, en lugar de que de Guatemala se pase a Guatepeor, van y se marchan, pongamos a la República Dominicana a que el descanso sea dominical y eterno. Bien lejos de donde te puedan molestar. Si hay alguien que en este país, el país es España, se atreva también a decir que nuestro mayor ladrón es un rey.

2020 y hace calor. Estamos en agosto, que casi hay que pensar para que no se nos olvide que los días pasan, que 2020 no es un día muy largo, aunque a veces más que lo parece, lo es. Y con mascarilla incorporada, encima. ¿A dónde te gustaría venir conmigo, si viajar no se hubiera convertido en lo que es ahora, en la nueva quimera del oro? No sé tú, pero cogería el primer vuelo o transatlántico si se pudiera o hubiese enlace con el punto del planeta que parases con tu dedo y tus ojos cerrados. No sé tú, pero creo que nos saltaríamos algunas normativas si saliese por ejemplo Nueva Delhi.

Apunta, Nueva Delhi.

2020 viene antes de 2021 y después de 2019. Conviene recordarlo cuando suenen las campanadas, no vaya a ser que creamos que el año que tiene que venir sea un añadido en forma de uno a lo que este año está siendo, un día muy largo, etc, etc.

¿Sonarán sirenas en 2021?

Ibrahim Maalouf tiene nombre de escritor pero lo que este chico hace es tocar la trompeta. Lo escucho por Tidal. Sus títulos de lo que canta rezan Doubts, Suspicions, Waiting, Questions & Answers. Tenía olfato el chico ya en 2012, el año en que decían se iba a terminar el mundo.

Las sirenas son un personaje mitológico que dan nombre a lo que más suena estos días (2020…) por la calle, o sea, afuera, o sea, el mundo, la vida, lo que queda del día (2020...). Lo que no sé y no quiero mirarlo en el chivato y espía de google es por qué se llaman a eso que suena por la calles sirena. Las sirenas suelen estar muy buenas. Su cola de pez o de pescado (porque las sirenas que yo sepa no están muertas) las hace un poco menos apetecibles valga la paradoja, o eso es lo que te dejarías si las sirenas fueran comestibles. ¿Alguien se ha comido una sirena? La sirena más buena del cine fue Daryl Hannah y se metía en la bañera de Tom Hanks. Hubo más sirenas y creo que ya en el cine en blanco y negro pero ahora, en 2020, o sea, en el día de hoy, y con los adelantos que hay, menos para las vacunas, de seguro que las más pudientes se habrán operado. Y ya no estarán tan buenas. Y ya no les quedará nada de sirenas.

Espero. Que no se hayan operado, digo. Corren tiempos imposibles. Ahora sí sabemos el significado concreto de la palabra tiempo. Con el tiempo lo hemos sabido. Nos ha costado su tiempo, pero ya. Lo veis, 2020 no iba a ser un día tan malo. Realmente.

Por eso con el tiempo hay gente que sabe y se fuga. Gente que es más igual que los demás. ¿Se habrá acordado de meter en el maletín alguna mascarilla?

Puta vida. Me gustaría enamorarme de ti o de alguna sirena.


viernes, 28 de febrero de 2020

Mañana será bisiesto


Fotograma de Año bisiesto, 2010. Película mexicana, interesante y cruda. 


Escribo desde la última vez. Escribo desde ya no sé cuándo. Escribo porque me lo pide mi soulmate. Escribo no porque per se me lo haya pedido mi soulmate, sino porque acabo de ver que mi soulmate escribe again. Que escriba mi soulmate again es un bien y una llamada de socorro, una especie de aviso: escribe, me dice, escribe, me digo, por favor. Y escribo. Escribe mi soulmate y vuelve a escribir bien. Again. Escribe sobre pianistas con cascabeles en la rodilla, escribe con caricias, escribe lisa y llanamente bien. Aunque escribiera tan bien como ella, yo no podría escribir mejor. Escribiría palabras insensés, que diría Jacques Brel. Escribo cosas que sólo leo yo. Escribo cosas que nadie más leerá. Escribo cosas que me guardo en el PC. Escribo cosas que me guardo en el PC y que sólo le daría a leer a alguien como mi soulmate. Escribo cosas que le daría sólo a leer a mi soulmate porque en el fondo se parecen mucho a mi soulmate.

Escribo cosas con alguna palabrota. Escribo cosas que en ocasiones no me gustan. Escribo cosas que a veces no vuelvo a leer. 
Escribo cosas que a veces no recuerdo. Escribo cosas que antes no hubiera escrito. Escribo cosas que me salen del corazón y otras veces desde más abajo. Escribo cosas sin parar. Escribo cosas para que algún día las leas tú. Y tú. Y solamente tú. Escribo cosas que hablan por tus ojos. Escribo cosas para que tú seas quien les dé el sentido. Escribo cosas de jazz, de cine, para variar, pero también ya de la vida, de la vida jodida, de sexo, de amor, de miedos, de películas otra vez, de Billie Holiday o de Lester Young, de todo lo que no me atrevo a decir cuando no me atrevo a decir. De la música que no escucho tanto desde 2020, de Jorge Drexler, de las mujeres que son hermosas, de mis años, de mi edad, de mi soledad, del snooker, de Ronnie O’Sullivan, de las cenas, de las comidas, de las magdalenas que me hago de zanahoria, del tic tac de un reloj, del Zaragoza, del número 29 
de febrero, de Carlos Gardel, de las fotografías de las actrices de los años 30, de Jean Arthur, de Margaret Sullavan, de mi soulmate (y culo inquieto) allá donde esté, de las portadas de discos chulas, de los libros que leo sin querer saber de ellos, de lo pronto que me voy a dormir, de caminar, de no bailar, de amar, de lamentar, de recordar, de dormir y de despertar.

Escribo y me callo, porque a veces es la mejor forma de hablar. Mañana es un año bisiesto.

martes, 7 de agosto de 2018

Líneas del Summertime


Escribo esta ¿carta? mientras espero a dormirme. Porque sé que no voy a dormirme y menos si no escribo esta ¿carta? Llamémosle líneas. Escucho de fondo a Sonny Rollins, que hace con el saxo lo que Billie con la boca hacía con el Solitude.


Sí, es cierto, yo también echo de menos leerte, que me leas, el contracto de las palabras. Hace tanto calor, Dios Santo.


Echo de menos tu letra, echo de menos tus caricias de jassitup, que a veces, como el apellido de Marlene, empieza como una caricia y acaba en latigazo (suave látigo el tuyo que sirve de rúbrica certera para un escrito-poema-lamento).


Ahora suena Billie. Laughing at life. Ja.


Cosas que decirte en público. Por qué no. Así se entera nadie. A menudo me pregunto, casi me cuestiono, si es lo mismo echar de menos y echar en falta. Como cuando piensas en alguien y su nombre te provoca un “ay” muy hondo. ¿Sabes?, ya no quiero dormirme pronto, no al menos hasta que haya terminado esta ¿carta?, estas líneas.


Billie nos une. Siempre está ahí cuando la necesitas. Tengo también un e-reader, pero desde hace un mes o menos (El Strange Fruit, Trump, fuck off).


Ya ni me importa que a mi Nexus 5x no le llegue el Android Pie. ¿Sabes?, escribir con alguien en mente mola. Seduce y activa las neuronas y más cosas. Casi, casi se me había olvidado.


Leerte. Nadie sabe lo que se pierde. Es como escucharte. Sin casi. Ese acento del Sur. Mayúsculas, por favor.


Hace calor. Y pensar en Billie. El tres en uno lo completas tú. Voy a soltar un “ay” al aire.


Y voy a intentarme dormir.


Zaragoza, mucho calor, más allá de la medianoche.

martes, 31 de julio de 2018

Master Ford

La escena máster de Centauros del desierto.


Abro Spotify, Lost Tapes de John Coltrane. Y me entra mucho love. Love of Lesbian, Vestusta Morla, pero antes molaban más. Y aquí no escribo. Canícula, que rima con Calígula, aunque sea por los excesos. Me da, 2018 es excesivo, y no pararse a pensar cómo hemos llegado hasta aquí con 2018. Agosto ya. Me suena un poco todo a soledad. (Nada, la nada un rey que le prohibe chillar). Que lo autobiográfico ordene nuestras batallas diarias y todo lo que se escriba uno.

Verbi Gratia.

Anoche, mientras no me dormía, pensé, bendita ilusión, otra vez en John Ford. Centauros y los planos fijos. Falsedad del montaje. Planos o contraplanos. Entre la leyenda y la realidad, hacedle caso al jodido John Ford, quedaos con la puta leyenda, alejarse de la realidad, ya lo decía John Ford, y no tenía smpartphone pero sí que tenía, ojo, un parche. Un niño llora, la ventana abierta del patio interior me dice que hay una mejor vida más allá de la misma. Y de las lágrimas.

Deberes: ved la escena completa de la foto de arriba y tendréis un máster de cine acelerado. De los de verdad. Como la cara de Ward Bond, como ese love de John Wayne.

martes, 26 de abril de 2016

Abril. O Julio

Julio de 1938

Julio Cortázar medía un metro y noventa y tres. No sabía que Cortázar media uno noventa y tres antes de ver esa fotografía de Cortázar de joven en 1938 y buscar lo que medía Julio Cortázar. Que parece Buñuel o algo. En el Canal HD de Aragón Televisión no hacen más que repetir programas, documentales y jotas. Cada día por lo menos una vez ponen el documental que Gaizka Urresti hizo sobre Buñuel cuando la Expo de Zaragoza 2008. No me viene mal que lo emitan tanto porque si no tienes tiempo lo ves a cachos. Siempre te lo encuentras empezado el documental porque nunca sabes lo que van a poner porque el canal HD de Aragón Televisión no anuncia su programación. Porque los programas son los mismos, los mismos repetidos, etc, etc. Ya me quito el cachirulo, ya. A Luis Buñuel lo conoció de vista mi abuela años ha y ya dije en una ocasión por aquí que mi abuela me dijo que Buñuel era muy raro. No sé si fue en 2008 ó 2007, que vi por la calle (por el Coso) a Juan Luis Buñuel, que sale casi todo el rato en ese documental sobre su padre. Seguramente estaba de paso para rodarlo. Zaragoza. El Zaragoza va tercero en Segunda y está a tres puntos del segundo, que sube directo. Faltan siete jornadas, que no se acaba ni para atrás. Chico, qué invento. Suena Ella Fitzgerald y Cole Porter: You do something to me, Anything goes y sí, el Night and Day. Ella Fitzgerald nació tal día como hoy hace 99 años. El año que viene, ya sabéis. Eso y el Zaragoza en Primera.  

martes, 17 de marzo de 2015

Porque sí (Cifu, Maestro. Amigo)

Cifu al lado de Tete, fumando, como Dios manda. DEP

Me entran ganas de llamarte Billie Holiday y tú me dices Lester Young hoy esta noche y tú dices tampoco te voy a besar pero te quiero lo sé y tú y yo nos vamos a llorar esta noche me entran ganas de llorar contigo Billie Holiday me entran ganas de callar solos a poner ese disco hasta rayar en radio un disco rayado me pone el surco chas porque sí vamos a rayar ese disco que grabaremos mañana no time to cry he llorado en silencio como Cary Grant en Sólo los ángeles tienen alas lloraremos dices tú no sabes llorar a mí me hicieron llorar so many times por eso me llamo Lester Young tú tampoco me besarás esta noche tú y yo lloraremos esa lágrima salada porque sí te llamaré tú dirás It's that sly ole son-of-a-gun again yo diré Son of a gun again contracanto tú te liarás eso llorarás Son of a gun again no sobran motivos y no me besarás esta noche no hay luz ahí fuera apagamos la luz y nos miramos sacamos blue moon esta noche la raya del disco hasta que la noche se acabe tú acabas mi soledad esta noche porque sí digo y who cares so what fuck tampoco te voy a besar jazz quiere decir no te voy a llorar esta noche era besar la raya del disco fuck tú y yo esta noche lloraré Son of a gun solamente tú y yo somos tampoco te voy a besar y rayas fuck Cary Grant me llamas y Son of a gun porque sí.

domingo, 22 de febrero de 2015

Ensayo de jazz (and Moore)

Buddy Rich on drums

Esta noche le darán un Oscar a Julianne Moore. Siempre Alice, mejor actriz.  La primera película que vi de Julianne Moore se llamaba Vania en la calle 42. En Vania en la calle 42 suena jazz, en los créditos del principio y del final. El jazz que suena en Vania en la calle 42 es el saxo tenor de Joshua Redman. En Vania en la calle 42 cuentan los ensayos de una compañía de teatro que va a representar Tío Vanya, en Broadway, la calle 42. En Birdman suena jazz de un batería mexicano que se llama Antonio Sánchez. Birdman va sobre los ensayos, la parafernalia y las bambalinas de otra obra de teatro de un actor venido a menos que en el pasado interpretó a un superhéroe. Birdman, pues, me ha recordado a Vania en la calle 42. Aunque también me recuerda a Qué ruina de función. En Whiplash lo que vemos también es una batería, pero en esta ocasión la vemos mucho más. La batería es lo que toca el protagonista entre, de nuevo, ensayo y ensayo y durante los ensayos para intentar ser como era Buddy Rich, un auténtico hijo de puta que fue el más rápido de los baterías del jazz. Historias de la batería. Otro auténtico hijo de puta, el personaje que interpreta J.K. Simmons en Whiplash, le hace la vida imposible al aspirante a gran batería en la película. Entre ensayo y ensayo y durante también. La banda sonora de Whiplash no está nominada a los Oscar y la de Birdman tampoco. No les han dejado por una o por otra jodida razón. En Whiplash cuentan la anécdota verdadera del platillo volante. Jo Jones, el batería de Count Basie y otro hijo de su madre, le lanzó uno de los platos del hit hat a Charlie Parker cuando éste empezaba a soplar en su carrera el saxo alto. En Whiplash dicen que Charlie Parker fue Charlie Parker porque esa noche se espabiló. Porque Jo Jones no le dijo a Charlie Parker “bien hecho, chaval”.  No, lo que hizo Jo Jones fue tirarle el platico y espabilarle. Lo que más me gusta de Birdman son dos cosas: una, todas las veces que suena la batería, muchas; y la otra, Emma Stone. 

Emma Stone.

Puede que Emma Stone se convierta en buena actriz. El que ya es bueno es Edward Norton, que para mí se lleva las mejores escenas de Birdman mientras se fuma unos cigarrillos con Emma Stone. Sucede en la terraza del edificio del teatro. Emma Stone. Yo quiero que gane Boyhood. Esa película que nos recuerda que, contada así una vida, no somos nadie o poco le falta. Ethan Hawke, coño. Patricia Arquette. Y por fin Julianne Moore.

sábado, 5 de abril de 2014

Clifford en Park Avenue

1945, Park Avenue, por Arthur Leipzig

Eso es Park Avenue. Me imagino caminando contigo por Park Avenue. Llueve y nos mojamos. Pero llueve y nos mojamos y no nos quitamos los auriculares, que compartimos, porque en modo aleatorio han sonado consecutivamente lo que tú y yo llamaríamos que ni a pedir de boca. ¿No se han inventado o qué los paraguas? Nadie en la calle se ha percatado o nadie ha salido todavía de casa. El chaparrón nos ha cogido de improviso. Son las tres de la tarde pero parece más tarde y nadie va por la calle. Suena I Remember Clifford y los dos estamos de acuerdo: cuando nos pongamos a cubierto o veamos un techo, una cornisa que no tenemos prisa por encontrar, nos dedicaremos a escribir la letra. Tú me ayudarás a que se diga en inglés.

Damn it, Dinah se nos adelantó.


domingo, 2 de febrero de 2014

La noche más oscura

Hay muy pocas fotos de Billy Kyle. Ésta se la hizo William Gottlieb.

Te iba a preguntar, pregunta de más, si quieres bailar Blue moon. Así de paso, para que no se te fuera de la cabeza por un tiempo eso de You saw me standing alone. Tú elegirás si versión vocal, aunque ahora estaba escuchando a la orquesta de Coleman Hawkins, un día que grabó con el gitano Reinhardt en la sección de ritmo. O a Mel Torme, aun con violines. Shall we dance?, te preguntaría, y es que hoy pasa por ser la noche más oscura, aunque no aquella de San Juan de la Cruz, y si hay una noche que merece la luna es hoy, puñetera ausente. Y hasta a Ben Webster, como antes a Mel le ponen violines en esta luna blue. Y sabes bien que si me murmuras y bailas Blue moon me obligarás a ponerme tontorrón, si eso es lo que quieres, que es lo que quiero. And when I looked the moon had turned to gold. Y repitirás una y otra vez el refrain porque, es evidente, conoces mi puntos débiles. Y Louis, en esa versión que me traerías debajo del brazo, le dice a Billy Kyle que todo tuyo, live y a sus anchas. Y Billy Kyle canta el piano (y ésa no la bailaríamos, ésa la empezaríamos a escuchar y la seguiríamos escuchando sentados y entonces marcaríamos el ritmo con el pie, porque lo que tiene Billy Kyle en sus dedos es el swing. Y tú lo sabías, que Satchmo en ésta no canta y que le regala el solo a Billy Kyle, que es como decirle a tu músico “te quiero, tío”. Y en ese momento te diría que soy tu Billy Kyle). And then there suddenly appeared before me. La pregunta estaría hecha, lo está de hecho y como casi nunca es tarde para empezar a pecar, destrozaríamos las canciones y el inglés. No sería estrictamente necesario. O sí. Empezaríamos: Blue moon...

martes, 24 de diciembre de 2013

Recuerdos de navidad


Sí, este breve post no puede escapar a la costumbre navideña de felicidad y prosperidad que algunos sólo merecen. Y sí, este post navideño servirá para recordar a los que se merecen ser recordados, felicitados y añorados. Y a esos que merecen ser recordados los encabezas tú. Y también servirá para acordarme de todos los olvidados, como este piano de Vince Guaraldi, al que si la próxima vez que veáis un cartoon de Charlie Brown lo podréis ver en sus títulos de crédito. Wynton Marsalis veía (de chico) los episodios por escucharle a él y al jazz (recuerdo que de eso ya hablé). Por ello y porque hay que recordar a los que se lo merecen, me acuerdo hoy de Vince Guaraldi. Y de ti. Y eso. Feliz navidad por lo tanto, ya sabéis por qué.


martes, 26 de noviembre de 2013

Untitled

¿La foto?

Un día tú y yo haremos una película. Esa película que un día tú y yo haremos comenzará con una fotografía de la cara de Billie Holiday. Y con uno de sus lamentos. El resto de la película puede que hasta sea muda porque para qué decir más si ya lo ha dicho todo quien tenía que decirlo todo. (¿Y todo será una improvisación, como alguna película de Cassavetes?) Y en esa película, además de hacer callar, le enseñaremos al mundo esas cosas que merece que le digan al mundo, a la gente, a cierta gente. A ésos. A los de siempre. A esos hijos de la gran puta. En esa película que un día tú y yo haremos habrá una mujer y habrá un hombre en la cama, mucho tiempo, todo lo que nos apetezca (alguien ha dicho hace poco que “Necesitamos más besos, más abrazos, más polvos... y menos gramática”). Y como en aquella canción de Nina Simone, ella le dirá a él Don't smoke in bed. Pero él no le hará ni caso y sacará un cigarrillo tras otro (ahí puede entrar una música de fondo mientras la cámara enfoca el humo y la pared. Elige tú la canción). Cuando no saquemos a esa mujer y a ese hombre en la cama (¿los dos son negros, como en aquella película de Cassavetes?) los sacaremos en la calle. A deambular. Se pelean, se besan, se acarician y la gente los mira. Si quitas el blanco, el negro y el gris infinito, no habrá más color en la película. La película que un día tú y yo haremos no tendrá título, por joder, más que nada, y la tendrían que estrenar donde viene el nombre con un espacio en blanco. O en negro. Los títulos de crédito se los copiaríamos a Persona. Bastante. Y los pondríamos a mitad de película. Esa película que un día tú y yo haremos durará de cuatro horas a cuatro horas y media, y en buena parte de ellas nos tomaremos nuestro tiempo para dedicársela como nos dé la gana a John Coltrane, a Martin Luther King, a las tetas de Marilyn Monroe, a Bob Kennedy, a su hermano, a Charles Mingus, a los ojos de Lena Horne, a Thelonious Monk, a Errol Garner, a Ella Fitzgerald, a Max Roach, a Duke Ellington, a Quincy Jones, a Dalton Trumbo, a los diez de Hollywood, a Billie Holiday y a la madre que la parió, a Cole Porter, a Hattie McDaniel, a Félix Romeo, al perseguidor, a Allen Ginsberg, a Antoine Doinel, a François Truffaut, a Sammy Davis Jr., a Seymour Cassell, a Gena Rowlands, a Harpo Marx, a Diane Keaton, a Jean Luc Godard, a Louis Armstrong, a Paul Robeson, a Count Basie, a Jack Kerouac, a Truman Capote, a ti, al final de Manhattan, al final de Casablanca, al whisky, a París, al último tango en París, a Fred Astaire, a James Stewart, a John Wayne, a John Ford, a Yasujiro Ozu, al humo en el cine, a la gayata de Charlot, a Escarlata O'Hara, a Tara, a Cary Grant, a Billy Wilder, a Lauren Bacall, a John Lennon, a Charles Bukowski, a Spencer Tracy, a Katharine Hepburn, a Bette Davis, a Nat King Cole, a Bessie Smith, a Lester Young, a Django Reinhardt, a Benny Goodman, a Charlie Parker, a Dizzy Gillespie, a Chet Baker, a Gloria Grahame, a Thomas Mitchell, a Walter Brennan, a Thomas Mann, a Buster Keaton, a Ingmar Bergman, a John Cazale, a George Gershwin, a Peter Sellers, a Janis Joplin, a Lou Reed, a Tom Waits, a Pepe Isbert, a Kieslowski, a Monty Clift, a Donna Reed, a Jack Lemmon y Walter Mathau, a Lubistch, a Greta Garbo, a Günter Grass, a Henry Miller, a Kim Novak, a Margaret Dumont. Y ella escribirá the end con el carmín de color rojo en el espejo del baño. Ella se parece a ti. Ideas para terminar la película: la cara de ella (puede que ella sea quien sostenga la cámara) en el espejo mientras suena algo: existe una versión de Nina Simone del Ne me quitte pas.

martes, 24 de septiembre de 2013

Siete días

El juego

Cosas que decirte un lunes por la noche. Nótese lo dicho: es lunes por la noche. Así por de pronto se me ocurre ¿preguntarte? si quieres que te cante el My Funny Valentine. Haré de Chet Baker. Un Nocturno de Chopin, pero para eso utilizaremos alguna grabación de Arthur Rubisntein. Más prosaico, hablar de si se están cayendo ya las Autumn Leaves por ahí. Mañana es martes y hay que madrugar. O no. De lo que ya no hay marcha atrás es que la semana está lanzada. Con este "sí, que no" se va el calor que no respeta estaciones que no respetan tradiciones. Hoy hace calor. Mañana el día será como hoy (de nuevo la interrogación) salvo que tú me contestes y nos sintamos menos clichés. No es mala manera (digo lo de cantar como Chet) de iniciar esta misma semana de siempre, la same old story de cada lunes, de cada martes, de cada lo que viene después. Es martes mañana y tengo los dos libros empezados ahí todavía. Y estás tú, eso ya lo sé. ¿Sabes que Chet Baker tiene una canción que se llama I talk to the trees? Quizá sea esa la manera de encarar la situación y mañana cuando sea martes y veas caer las Autumn Leaves (si se caen) le digas algo al señor árbol, hola, qué tal está usted, sin esas hojas de más o de menos que se la han caído a usted, si no es perenne, caducidad programada. Y quizá al árbol, justo en el momento de encogerse de hombros porque no sabrá qué contestar, se le agote la última hoja, ésa que nunca se cae de los 8 errores de Laplace (y venga el operario a intentarlo de todas maneras para que la hoja caiga. Y no cae, y mientras nosotros tratando de desenmascarar los ocho errores de Laplace, impasibles ante tanto afán del operario). ¿Soluciones son? O sólo ideas. Sólo otra manera de encarar la semana. Recuérdese que es martes, recuerda que luego está el miércoles y no te volveré a recordar lo que viene después. El otoño se acabará, no se crean todos, y no nos quedará sino recordar al Autumn in New York. O donde a ti te parezca que sea, pero que lo cante ya sabes tú quién. Sea pues cantarte el lunes de noche o hablar a un árbol a punto de quedarse desnudo, el caso es despedir, si se presta, el mal que nos acecha, este mal de la semana nuestra y eterna.  

miércoles, 18 de septiembre de 2013

I remember Clifford

Brownie. Y la trompeta.

La trompeta de Clifford Brown. ¿Tú conoces la trompeta de Clifford Brown? No la conoces. Bueno, pues la tengo yo. Es un secreto, no lo digas por ahí. Yo tengo la trompeta de Clifford Brown. Un día ya te la sacaré. Cómo la conseguí, no hace falta entrar en detalles. Esas cosas ni se dicen, casi ni se preguntan. Un coleccionista no revela sus fuentes. Aquí la tengo, delante de mí. Quiero tocarla, pero para eso se necesitan dos cosas: una, saber tocar la trompeta; la otra, perder el respeto a Clifford Brown, cosa que ni tú ni yo debemos hacer si queremos seguir teniendo vergüenza. Y tú y yo tenemos vergüenza. Y respeto a los dioses. Clifford Brown, tú sabes quién fue Clifford Brown. Tú y yo lo sabemos. Sabes como yo lo que significa esta trompeta. El día que a Dios le guste el jazz y llegue un día en que Dios se aburra y quiera tocar la trompeta (porque Dios además de saberlo todo, lo sabe hacer todo) y no encuentre la trompeta de Clifford Brown, nos dirá. Que dónde hemos metido la trompeta (porque Dios lo sabe todo, y Dios sabe que nosotros tenemos la trompeta), pero ni tú ni yo diremos palabra. Esa trompeta es nuestra y no hay Dios. Haremos bajar la cabeza a Dios (con interrogante, ¿haremos bajar la cabeza a Dios?). Y entonces nos quedaremos la trompeta de Clifford Brown y: primero, intentaré aprender a tocar la trompeta; y dos, me convencerás de que deje de intentar tocar la trompeta de Clifford Brown. Y tú me dirás: Dios, que es la trompeta de Clifford Brown. Y yo me pondré colorado. Y yo esa noche soñaré que puedo tocar la trompeta de Clifford Brown, que yo soy Clifford Brown, que me he vuelto negro, que sé tocar mi trompeta, que tú me escuchas, que Dios, que está también entre el público (es un club, de Harlem) me escucha, que todos me escuchan, que todos me jalean, que me dicen que soy Dios (y ahí Dios se molesta, pero al final asiente, encogiéndose de hombros. Interrogante, ¿Dios se encoge de hombros?). Y empiezo el break del A night in Tunisia. Y el solo dura, dura muchísimo, tanto como puede durar en un sueño que no tiene ni comienzo ni fin. Algo así. Mucho. Y como es mi sueño, Clifford Brown no se morirá a los 25 años, porque cuando coja el coche la noche que se murió y Clifford Brown en el sueño soy yo, me despertaré, porque sí, como el jazz. Y ya. Yo no puedo morirme en un sueño que sea mío, en un sueño yo he hecho muchas cosas, pero morirme nunca, al menos hasta ahora. Y como duermo abrazado a la trompeta de Clifford Brown, igual que otros duermen con un ojo abierto, al despertarme me vengo abajo porque no sé tocar de otra manera la trompeta de Clifford Brown. Ni soy negro, ni soy Dios ni estoy en un club de Harlem. Claro, que luego te miro y me digo que te tengo a ti y a la trompeta de Clifford Brown.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Jesucristo

Yo

Soy Lester Young. No soy el Lester Young que todo el mundo conoce, ese Lester Young que está muerto. Pero yo también me llamo Lester Young. Y tú, que te llamas también Lady Day, aunque tampoco eres la Lady Day que todo el mundo conoce y que también se murió. Tú eres Lady Day. My lovely, o my Darling. Los dos, ya digo, nos morimos casi a la vez, ¿te acuerdas? (¿Pero no habíamos dicho que no somos esos Lester Young y Lady Day?) Era 1959. Nos fuimos cada uno por su lado. Y te extraño. Como se extraña una canción que no tienes metida en el ipad. Ipad. Olías muy bien, eso nunca te lo dije lo suficiente. Lady Day. Y de la noche también eras mi señora. Señorita. O qué. Si fuéramos en verdad yo Lester Young y tú Lady Day, tú te pintarías por orden de algún fascista de betún porque si no no cantarías en su club. Y yo tocaría en otro club pero en cuanto pudiéramos nos mandaríamos un wasap, oye cuándo acabas (recordar que no somos esos Lester Young y Lady Day ni estamos  en el año 42, por ejemplo. Ni yo mismos sé dónde estoy ni dónde estás tú, por eso te mando el wasap). Y yo cogería el metro si ¿hay metro a esas horas? Y nos vemos en el bar. El bar. Y tú me tocas el saxo, la funda, lo sacas y lo tocas. Y hueles muy bien, eso viene antes de no decirte que me beses, porque tú y yo nunca nos besamos (Bueno, aquella vez en que después nos reímos y reprocharnos ese "¿nos hemos besado?" Damn it, Young boy. Young boy). Y tú pones algo en el jukebox. En realidad ese bar no tiene jukebox en 1942, pero es que hace falta repetirlo, no estamos per se en 1942 ni tú eres Lady Day ni yo Lester Young. O sí. Cantas esa canción del jukebox, mejor que quien canta esa canción del jukebox. Y me dices que la tenemos que grabar con el grupo. El grupo de 1937, que ya no nos vemos ninguno. Qué fue de Buck. Hueles muy bien, pienso, porque yo soy, repito, yo soy Lester Young. Y no creo que te acuerdes del día que es hoy, porque tú para eso de los cumpleaños, ya sabes. Hasta me dices que si es el tuyo, cuando te pregunto si no sabes de quién es hoy el cumpleaños. Lo dices así, con toda la cara del mundo y una copa de alcohol, que si es mío el cumpleaños. O sea, el tuyo. “¿Es mío el cumpleaños?”, dices. Estamos en 1942 y yo te digo que hoy cumplo treinta y tres años. Coño, la edad de Cristo. Eso dices, Jesus Christ, exclamación. Y ahora eres tú quien me dice my Darling, y my lovely y my Press. Y te aprietas y yo siento tus tetas y me das un beso. Damn it, Lady, what have you done (recordar que no somos Lester Young ni Lady Day ni estamos en 1942. En 1942 no hay ipad ni wasp, pero sí jukebox). Y yo digo eso pero también te beso. Y digo damn it y más cosas. Porque tú y yo, salvo aquel beso, no hemos hecho nada, solamente amarnos. Damn it, digo y te beso. Nos besamos. Nada más que nos besamos. Y dices Jesus Christ mejor que nadie lo haya dicho nunca, en la vida. Ni Pilatos. Y me llamas Jesus Christ, sin exclamación ahora, me dices que yo soy tu Jesucristo. Y me quedo pensando en que soy un Jesucristo negro. Habrá que registrar la patente. Por si eso. Por si un presidente negro, o así. Y me llamas también Press, porque para ti, me dices, soy el hombre más importante de los Estados Unidos. Y ahora de la creación, me dice, Jesucristo. Negro, apuntillo. Y sacas el carmín y escribes una jota en mi frente y sacas el ipad y me haces una foto. Y una pe también. Y te pones un poco en los labios. Cuando nos levantamos y nos vamos (dónde nos vamos), queda la marca de tus labios en el vaso de alcohol. 

lunes, 19 de agosto de 2013

El día del Lover man

Bird en 1954 (c) Dennis Stock

Buenas noches, Charlie Parker. Cómo está usted. Escuchando aquí el Lover man que tuvo a bien grabar de manera magistral y pensando que quizá me lo voy a poner en repeat. Ya lo ve, enganchado, como usted a su heroína, me tiene. Usted es mi héroe. Chan Parker, que perdone le diga es una de las mujeres más bellas que me hubiera gustado conocer, fue su otra droga, ésa que se tomaba usted fuera del matrimonio, ese flequillo que usted amaba y que yo envidio, sí, me hace usted tener celos de usted. Un hombre negro y una bella mujer blanca en los años cincuenta, no tiene usted remedio. Se hizo una película de usted y a la chica se le veía muy enamorado de usted. Si todo fue verdad, redoblo mis celos con usted.

Es la primera vez que me dirijo a usted en estos términos y en cualquiera. Me sobran motivos. No puede ser de otra manera si es oro todo lo que reluce en usted. Su saxo alto merecía ser de oro. Me imagino a usted bañarse en oro, porque de todo era usted capaz. Me lo imagino con su hermano Dizzy Gillespie bañándose en una piscina rellena de oro. Me lo imagino en esa piscina amando como un Lover man, al que desde casa no ven y le dicen Where can you be, como cuando los compañeros, esos pianistas, esos contrabajos,  esas baterías, le esperaban a usted para comenzar la grabación y usted aparecía montado en caballo. O con el mono a cuestas. ¿Fue con el Lover man que pasó esto?:


Lo dicen en esa película que le digo. Hay un actor al cual ya no llamo por su nombre, sino como Charlie Parker. Para mí ese chico, Forest Whitaker, es usted, es Charlie Parker. Es como las simbiosis ésas. Señor Charlie Parker.

Lo que quería decirle es que este jueves le voy a poner a usted un poquito en lo que usted llamaría giradiscos. Los tiempos han cambiado un poco y si le digo ipod usted quizá me lanzaría el saxo a la cabeza, como hizo usted el día del Lover man. Si es que es verdad lo que dicen en esa película. Y yo a Clint Eastwood le creo. No, a éste usted no le conoce. No le dio tiempo. Se murió usted demasiado pronto. Cómo puede alguien morir sin cumplir los treinta y cinco. No es afirmación, es un reproche, un lamento, una jodienda, o llámelo usted como quiera. Pero la próxima vez no se muera usted a mitad de camino. Sin dejar acabada la casa. Sin terminar ese solo. Si eso, tire usted cuantos saxos altos quiera a la cabina de grabación. Engánchese, llame a The mooche y métase dentro de un cuarto de baño. Pero luego llame a Chan, pídale socorro, ella le pedirá que le diga “oh, where can you be”. Dígale dónde, acepte su regazo, muérase en él, pero no tan pronto, señor Charlie Parker. Muérase en los brazos de la mujer más bella que envidié conocer de la década de los cincuenta. Ámela, sea su Lover man. Tóquele unos cuantos solos. Le envidiaré todavía un poquito más.

Y luego duérmase. Y ella le dirá Buenas noches, Lover man; buenas noches, pajarito; buenas noches, Charlie Parker. 

lunes, 5 de agosto de 2013

No digas que fue un sueño

Smoke

Cuántos años, querido Pops, amigo Louis, cuántos años cumpliste ayer, sempiternos dientes blancos en rostro oscuro, nacido en el Nueva Orleans más negro, más putero, mas cry me a river. When it's sleepy time down south te parieron y creciste y aprendiste. Y conociste que las mujeres son como esa corneta que te pusieron por primera vez en los labios; labios, mujeres y cornetas, los tres amores de tu vida. ¿Recuerdas lo primero que tocaste? Quizá fue todo uno y a la primera mujer le tocaste un blues y tus labios sellaron una boca y una boquilla, no sabría decir el orden, querido Pops. Quién y por qué te puso ese sobrenombre, Satchelmouth, lo dejo al arbitrio de la leyenda o de nuestra imaginación. New Orleans, do you know what it means. We still miss you.

Digo que cuantos años cumpliste porque ya he perdido la cuenta de tu inmortalidad, tengo en cuenta que viviste varias vidas en una, quizá más que ningún otro, y como dijo el genio de la rayuela, "y Satchmo por todas partes con el don de la ubicuidad que le ha prestado el Señor, en Birmingham, en Varsovia, en Milán, en Buenos Aires, en Ginebra, en el mundo entero". Y nosotros, que ardemos en deseos de acompañarte en tu vida futura que abarcará horizontes lejanos, lugares que tu quizá quieras recordar y lugares que descubriremos juntos.

Será cuando nos quedaremos solos. Me refiero a después, cuando acaben los conciertos, permíteme la libertad de quedarnos a solas contigo, con tu sonrisa y sin tu sonrisa, con lo que te tomes al albor de la soledad, no haremos ruido; lo más, observarte, ella y yo te observaremos y nos entrará envidia de tus mujeres, a mí al menos me entrará, y ella me traducirá ese deje de New Orleans y tu voz carrasposa y tú la miraras mucho y a mí me entraran los celos y ella se enamorará del Satchmo del Potato Head Blues que le tocarás sólo a ella (y yo tercio y te pido que le des al West End Blues). Y entonces ella hace de Ella y hacéis un dueto y cantáis el Autumn in New York. Y eso.

Y acabamos ella y yo viendo cómo te desvaneces y luego haces eso de que todo parezca que ha sido un sueño, con humo y así, porque tú las vidas las vives como de prestado y cuando dan las uvas tú tienes que devolver las cornetas y te despides con esa sonrisa y el fundido a negro y entonces nos quedamos ella y yo cerrando todo otra vez y nos vamos enamorados de ti, a quien no hemos podrido preguntar (de nuevo nos quedamos con las ganas de saberlo) por tu puñetera edad, la de verdad, la que no sale en las enciclopedias, que cuántos años tienes ya, coño, que aunque no importe mucho ya va siendo hora de que dejes de tocarnos la moral con el tema. Amigo Louis, me quedo solo con ella. Con las prisas... teníamos una tarta preparada para ti. Ha sido idea de ella. Te la guardamos. No te marches muy lejos. Te queremos. Tenemos muchas ganas de ti.

jueves, 20 de junio de 2013

I'm only sleeping



Y Chet Baker tocarás el piano después de que agotes tu trompeta y antes de que saltes por esa ventana de Amsterdam y alguien sabe cómo decir My ideal así como tú lo dudo y Gerry Mulligan también se enamoró de ti porque el día que tocaste con Charlie Parker el pájaro te miró en la foto famosa tocas un piano y la mujer que te acompañaban muchas tú tocabas en el directo la voz Let’s get lost rompes la voz y los dientes partidos malas noches en tu noche no sabías el día con gafas oscuras y el flash que deslumbra tus fotos son famosas que no hagan más allá del blanco y negro moriste pronto en los años cincuenta murieron todos pero tú tocabas la trompeta en Italia cuando amarte era tu ocio y más allá de las mujeres y veinticinco años te fuiste dejas huérfanos los hijos nosotros millones cantamos llorando mil mujeres cry for you Alone together de ti callando moriste en todo el tiempo tu sombra no poder soñar en mitad del recuerdo si tu trompeta la voz y todos los que enamoraste dejas el But not for me nosotros peor no poder castigarte tu trompeta salva vidas mirando lo gris que pintaste las notas y el aliento del sabor en tu compañía resistes la soledad en días como hoy que no llueve más que junio y el verano de calor incierto perderse la mejor posibilidad porque cantabas ayer y mides tus palabras y oímos tu todo en paraderos comunes allí aquí no nos mereces toca el piano y la trompeta ¿que tiraste también por la ventana? escúchanos decir tu Chet no nos oyes verdad y ese lugar donde una vez nos verás a todos te queremos en la inmensidad de tu no nos olvides son las noches sólo estás durmiendo.

martes, 28 de mayo de 2013

Amour

Love: Nica, Monk (c) Ben Martin

Preciso de ti para que me confirmes una cosa, y será tan cierto como que un día acabará este invierno perpetuo. Como que estas manos volverán a acariciar. Como que la sangre casi nunca llega al río. Como que me llamo Jimmy (Stewart, y Lester). Confírmame que Ruby my dear y que tú sois las cosas más hermosas después del séptimo día. O qué. John Coltrane y Thelonious Monk en 1957, con Wilbur Ware y con Shadow Wilson. O en directo. O en su casa con batín a solas con Nellie, crepuscular. Out of nowhere. O cuando te llamaba Nica sin dream. In dreams. Ruby que fue antes que Nellie y es que todo no se acaba a la primera. Envidia de Monk. Monk dedicando su piano a tres enamoradas. ¿Solo Monk?

Preciso de ti para confirmar que todos somos Monk dedicando pianos. Solitude de Monk regalando pianos; envidia, deseo. Hoy suena Monk. Proclamo, Día Monk. My dear.