martes, 7 de agosto de 2018

Líneas del Summertime


Escribo esta ¿carta? mientras espero a dormirme. Porque sé que no voy a dormirme y menos si no escribo esta ¿carta? Llamémosle líneas. Escucho de fondo a Sonny Rollins, que hace con el saxo lo que Billie con la boca hacía con el Solitude.


Sí, es cierto, yo también echo de menos leerte, que me leas, el contracto de las palabras. Hace tanto calor, Dios Santo.


Echo de menos tu letra, echo de menos tus caricias de jassitup, que a veces, como el apellido de Marlene, empieza como una caricia y acaba en latigazo (suave látigo el tuyo que sirve de rúbrica certera para un escrito-poema-lamento).


Ahora suena Billie. Laughing at life. Ja.


Cosas que decirte en público. Por qué no. Así se entera nadie. A menudo me pregunto, casi me cuestiono, si es lo mismo echar de menos y echar en falta. Como cuando piensas en alguien y su nombre te provoca un “ay” muy hondo. ¿Sabes?, ya no quiero dormirme pronto, no al menos hasta que haya terminado esta ¿carta?, estas líneas.


Billie nos une. Siempre está ahí cuando la necesitas. Tengo también un e-reader, pero desde hace un mes o menos (El Strange Fruit, Trump, fuck off).


Ya ni me importa que a mi Nexus 5x no le llegue el Android Pie. ¿Sabes?, escribir con alguien en mente mola. Seduce y activa las neuronas y más cosas. Casi, casi se me había olvidado.


Leerte. Nadie sabe lo que se pierde. Es como escucharte. Sin casi. Ese acento del Sur. Mayúsculas, por favor.


Hace calor. Y pensar en Billie. El tres en uno lo completas tú. Voy a soltar un “ay” al aire.


Y voy a intentarme dormir.


Zaragoza, mucho calor, más allá de la medianoche.