lunes, 8 de abril de 2013

A puerta cerrada

Un Dios

Has escrito un guión. Escribes fin. Te relames, quiérete. Estás on the top of the world, más que Dios. Luego viene la noche, esa misma noche, porque has acabado por creerte Dios de madrugada; ponte Vértigo. De entre los muertos. Luego siéntete. Probablemente nada. Y no te pongas Perdición. Doble perdición. Intenta dormirte. Si el caso, lo que sueñes apúntalo, no te quedes con las ganas. Despierta y escribe. Estará bien si lo haces y te pones cachondo. Luego las reglas: no escribas una escena con extras que miran a la cámara, siempre habrá uno entre mil; no dispares a los caballos de la diligencia, porque te quedarás sin película; exige el B/N, aunque luego se olviden de ti, aunque sólo sea un sueño, exige un sueño en B/N; dibuja a la chica de tus sueños, será lo que más tiempo te lleve, pero dibuja bien, probablemente se te aparezca; esa hoja en blanco, quiérela, mejor si la destruyes; no escribas un final, ese que estás pensando; cierra la puerta, tú no conoces a nadie; esa persona en la que estás pensando, ésa, dale lo que estás escribiendo; desnúdate y busca en tu infancia; prepárate porque no lo vas a buscar, pero alguien se presentará, y si dice que se quiere enamorar de ti y si no le abres la puerta, estás perdiendo el tiempo; no sigas más. Y luego, después de amar y escribir, olvídate de mí, y si aún te crees Dios, no dejes de escribir. Recuerda que chico siempre busca chica. Y termina lo que no has empezado.