martes, 26 de noviembre de 2013

Untitled

¿La foto?

Un día tú y yo haremos una película. Esa película que un día tú y yo haremos comenzará con una fotografía de la cara de Billie Holiday. Y con uno de sus lamentos. El resto de la película puede que hasta sea muda porque para qué decir más si ya lo ha dicho todo quien tenía que decirlo todo. (¿Y todo será una improvisación, como alguna película de Cassavetes?) Y en esa película, además de hacer callar, le enseñaremos al mundo esas cosas que merece que le digan al mundo, a la gente, a cierta gente. A ésos. A los de siempre. A esos hijos de la gran puta. En esa película que un día tú y yo haremos habrá una mujer y habrá un hombre en la cama, mucho tiempo, todo lo que nos apetezca (alguien ha dicho hace poco que “Necesitamos más besos, más abrazos, más polvos... y menos gramática”). Y como en aquella canción de Nina Simone, ella le dirá a él Don't smoke in bed. Pero él no le hará ni caso y sacará un cigarrillo tras otro (ahí puede entrar una música de fondo mientras la cámara enfoca el humo y la pared. Elige tú la canción). Cuando no saquemos a esa mujer y a ese hombre en la cama (¿los dos son negros, como en aquella película de Cassavetes?) los sacaremos en la calle. A deambular. Se pelean, se besan, se acarician y la gente los mira. Si quitas el blanco, el negro y el gris infinito, no habrá más color en la película. La película que un día tú y yo haremos no tendrá título, por joder, más que nada, y la tendrían que estrenar donde viene el nombre con un espacio en blanco. O en negro. Los títulos de crédito se los copiaríamos a Persona. Bastante. Y los pondríamos a mitad de película. Esa película que un día tú y yo haremos durará de cuatro horas a cuatro horas y media, y en buena parte de ellas nos tomaremos nuestro tiempo para dedicársela como nos dé la gana a John Coltrane, a Martin Luther King, a las tetas de Marilyn Monroe, a Bob Kennedy, a su hermano, a Charles Mingus, a los ojos de Lena Horne, a Thelonious Monk, a Errol Garner, a Ella Fitzgerald, a Max Roach, a Duke Ellington, a Quincy Jones, a Dalton Trumbo, a los diez de Hollywood, a Billie Holiday y a la madre que la parió, a Cole Porter, a Hattie McDaniel, a Félix Romeo, al perseguidor, a Allen Ginsberg, a Antoine Doinel, a François Truffaut, a Sammy Davis Jr., a Seymour Cassell, a Gena Rowlands, a Harpo Marx, a Diane Keaton, a Jean Luc Godard, a Louis Armstrong, a Paul Robeson, a Count Basie, a Jack Kerouac, a Truman Capote, a ti, al final de Manhattan, al final de Casablanca, al whisky, a París, al último tango en París, a Fred Astaire, a James Stewart, a John Wayne, a John Ford, a Yasujiro Ozu, al humo en el cine, a la gayata de Charlot, a Escarlata O'Hara, a Tara, a Cary Grant, a Billy Wilder, a Lauren Bacall, a John Lennon, a Charles Bukowski, a Spencer Tracy, a Katharine Hepburn, a Bette Davis, a Nat King Cole, a Bessie Smith, a Lester Young, a Django Reinhardt, a Benny Goodman, a Charlie Parker, a Dizzy Gillespie, a Chet Baker, a Gloria Grahame, a Thomas Mitchell, a Walter Brennan, a Thomas Mann, a Buster Keaton, a Ingmar Bergman, a John Cazale, a George Gershwin, a Peter Sellers, a Janis Joplin, a Lou Reed, a Tom Waits, a Pepe Isbert, a Kieslowski, a Monty Clift, a Donna Reed, a Jack Lemmon y Walter Mathau, a Lubistch, a Greta Garbo, a Günter Grass, a Henry Miller, a Kim Novak, a Margaret Dumont. Y ella escribirá the end con el carmín de color rojo en el espejo del baño. Ella se parece a ti. Ideas para terminar la película: la cara de ella (puede que ella sea quien sostenga la cámara) en el espejo mientras suena algo: existe una versión de Nina Simone del Ne me quitte pas.