miércoles, 24 de octubre de 2012

Brother (where are thou?)

Stan Getz y su hijo Steven en la foto de la portada de Stan Getz plays

Si tú estás enamorada de Lester Young, que lo sé y no te culpo, porque tú con Lester y yo con Billie no podemos hacer nada más que amarlos en la distancia y en el tiempo; si te vuelves loca cuando Lester y el contracanto a Billie en las grabaciones del 37; si tú y yo nos morimos por ser Lester y Billie; si por más que lo intentemos no encontramos nada que pueda mejorarlo; si nada puede hacerte cambiar de opinión, y ni ganas que tengo, entonces poco puedo hacer, Lester forever, salvo que te pongas a escuchar esto.

East of the Sun (and West of the Moon) by Stan Getz on Grooveshark
 

Y luego me dices si era un blanco o un negro y mira que esas cosas a mí me la traen al pairo y lo que acaba de sonar enamora igual que si lo tocara Lester, porque de versiones de este tema, dos, la del blanco y la del negro, y hoy te he puesto la que no es del negro. Y el blanco este que cogía y se crecía con el East of the sun les volvía locos a los negros del jazz porque Dizzy le quería y Miles le dijo que “te quiero para mí” y para mí que le quería, sé que puede sonar raro en Miles, pero; y Sonny Stitt se picó con él de manera bop en una sesión de Dizzy, y al final se rendirían o no pero seguro que se querían, y Ella le quería y la bossa nova le quería y la voz de Astrud Gilberto… no voy a decir aquí lo que hizo con el saxo de Getz la voz de Astrud Gilberto.

Y le dijo a Tony Bennett “cántame un poco”. Y se fundió con Bill Evans. Y se rodeó de cuerdas. Y se vino a Europa. E hizo unas cosas en su vida, además de tocar así el East of the sun, unas ésas, otras las buenas. Y unas cuantas veces. Y se fue y no nos enteramos porque parecía que ese tío no se nos iba a ir nunca. Que aguantaría y que no se marcharía. Pero sí que se fue. Y se fue pero con la sensación esa de que volverá mañana. De que se ha ido a por tabaco, de que una vez más ese chico nos está tomando a todos el pelo.

viernes, 19 de octubre de 2012

C'est si bon

El violín y su maestro.

Si hubo quien no le quiso poner nunca a los malos tiempos la cara que solemos poner los demás, ese quien tuvo nombre, apellidos y un violín. El violín que comenzó a sonar y a dejar de hacerlo siempre de la misma manera. El violín que hablaba en francés. El violín que hacía sonar la Marseillaise mientras unas cuantas bombas amenizaban la velada. El violín que mejor conoció al manouche de Django Reinhardt. El violín que se saltó los cánones y tocó Minor swing, que en sus manos fue de todo menos menor. El violín del club más hot de Francia. Y de más que Francia. El violín que enamoró a las generaciones entre guerras. El violín que hacía el amor. El violín de alguien a quien deberíamos llamar gentleman si no fuera porque él era todo un Monsieur. El violín que presumía de ser más francés que la torre de las postales de París. Y que el Sena y que Maurice Chevalier, al que si miras mal, diríase que su look es más que similar. El violín que parecía trabajar sin solución de continuidad. El violín sin solución para los que quedaban por él yonkies enganchados de por vida. El violín del I got rhythm.  El violín del Moonlight in Vermont. El violín del Stardust. El violín de todos los standards del mundo. Ese violín que todavía no ha dejado de sonar. Y prepárate porque creo que va a tardar en hacerlo.
Exactly Like You by Stéphane Grappelli on Grooveshark

lunes, 1 de octubre de 2012

Apocalypto

Coltrane en este blog. No es el fin.
 Lo tengo pendiente, en esta especie de redacción virtual en la que @vidjass en twitter (o jass it up boys en blog, desde hace que nos conocemos, como hace siete años o así) me dice que escriba sobre algo por aquí. Y luego me hace RT de mis mandados y yo me derrito. Y ese algo de lo que tenía que escribir hace una semana, que se me amontonó y no pude, era un recuerdo sobre Dios. Sobre lo que yo creo que fue lo más parecido a Dios en la tierra. Ahora Dios está en el cielo y yo lo sé. Dios es Coltrane y viceversa. Pero en este post es así, Coltrane es Dios. Y viceversa, así en el cielo como en la tierra y tal. Cumplía años Dios, eterno que lo creíamos. Echo las cuentas y si Dios no se hubiera muerto en la tierra hoy tendría ochenta y seis años, una semana y un día. Por eso me mandaba mi jefa virtual (más que jefa, aquí podría decir y bien claro que más que jefa era compañera, más que eso, amiga, más todavía, mi alma gemela), por eso me decía que escribiera sobre Dios.

Dios tocaba el jazz como los ángeles. Arcángel Gabriel que tocarás la trompeta en el día del juicio, toma buena nota y entra en el cuarteto de Dios. Aprenderás un poquito. Si puedes. Oposita. Mientras tanto llega ese día del juicio (¿2012 finalmente?, abróchense los cinturones), nos ponemos de Dios hasta las orejas, hasta el punto de que no quedará en la faz de la tierra ni uno solo de agnósticos siquiera. Ya lo veo, ese día llegará de noche mientras los demás estarán durmiendo infelices de lo que les espera y tú y yo estaremos en ese club donde nadie lo sabrá pero habrá como la catarsis definitiva y Dios bajará de los cielos y nos avisará, estaremos tan pocos que seremos los elegidos para darle el carpetazo al asunto. Imagina y piénsalo bien: Dios bendito mismo y un saxo tenor. Tú, yo y dos más. Jam session definitiva, nos quedará París, la coda final de A love supreme. Lo que te guste de beber y sin pagarlo, lo que te guste de lo otro y adiós. Llegó el fin. Qué mejor que tú y yo. Ni podíamos imaginar otro happy ending. Bendecidos y más que alegres.  Nos cogemos de la mano, esperamos a que nos diga Dios (qué final, la verdad, quién mejor que Dios para unirnos en sagrado estado final) y apaguemos luces, desmontemos el chiringuito.
A Love Supreme, Pt. 4: Psalm by John Coltrane on Grooveshark