jueves, 15 de febrero de 2024

De columbas, huevos, vampiros y corazones


Fotograma de El conde, Pablo Larrain

15 de febrero 2024. El año está resultando raro. Ya me temía algo pero la cosa se ha confirmado. De momento todo sigue igual, lo cual puede ser motivo de protesta, señoría. Según se mire, elevamos o no elevamos la queja. A más alto si acaso. Más claro es imposible. El Parque Grande José Antonio Labordeta acoge hoy a esquiadores con patines. Si es que eso existe, que vaya usted a saber si existe un deporte como ése. Este año hay JJOO. O sea, que ahora estamos en las Olimpiadas. Que a veces lleva tilde y otras no. Yo me recuerdo diciendo así, Olimpíadas. Que suena a más griego antiguo. El idioma que ya no existe desde que no existe el COU. Creo. O así.


Estoy viendo y oyendo zurear más palomas que de costumbre. Hay un revival de la columba. Si le preguntas al asistente virtual seguro que te sabe su origen. Realmente aunque no se lo preguntes, él o ella ya sabe y se sabe lo quieres saber o lo que te lo preguntas. Seguramente lo esté leyendo mientras escribo. O mientras lo pienso, que en definitiva viene a ser ya lo mismo. Se nos comen vivos, como dicen que hacen las palomas con sus crías. Al menos acaban con ellas. Quiero creer que ni una cosa ni otra, pero al menos que sólo sea lo segundo.


Quien se come los órganos de la gente es El conde, la última película de Pablo Larrain. El Conde es un vampiro metido a dictador y aunque no es su mejor título Larrain sigue tocando los huevos. Qué fue antes, el huevo, la paloma o la gallina. Según el asistente, el huevo. Porque hubo otros animales antes que gallinas o columbas. Y que hombres. Aunque a veces no lo parezcan porque las apariencias engañan. Que se lo digan si no a las víctimas del vampiro.