miércoles, 28 de enero de 2015

23: Joan Fontaine (III)

Rodaje de Rebeca, año 1940.

Pues resulta que Joan Fontaine tenía veintitrés años cuando hizo Rebeca. Perdón. Pues resulta que la Señora tenía veintitrés años cuando hizo Rebeca. De nuevo mato dos pájaros de un tiro: acordarme del número veintitrés de esta serie al acordarme de Joan Fontaine al poner una foto del gordo, el gordo tal cual lucía en las películas que hacía en aquella época. ¿Alguien puede pagar en dinero o especie la mirada que la Señora le dedica en ese momento-guión al gordo? ¿Ese echarse para atrás del gordo es porque le mira así la Señora o por un enfatizar la ironía que de seguro aquél acaba de soltar? Me gustaría ser Max de Winter para confirmar un extremo, el otro o los dos. Me gustaría ser el encargado de guardarropía una vez acabara el rodaje de Rebeca para quedarme con la rebeca, ahí en esa foto, por cierto, ausente como el nombre de la Señora. Momento fetish, I know. Me gustaría saber por qué direte de la historia (un diálogo que resulta quizá impostado, un gesto que añadir en determinada réplica, un travelling que enseñe demasiado mi culo, Mr. Hitchcock) están manteniendo en ese momento ambos dos la querella cinematográfica con un testigo (de Winter) de excepción. O de cargo.

Y esa mano en su cintura, Señora mía. Esas cosas sí que no se ensayan.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

23: Luise Rainer (II)

Film Heut' kommt's drauf an, de 1933. Ella es Luise Rainer.

Tengo que recurrir al poster de una de sus (pocas) películas para inmortalizar a la recién fallecida Luise Rainer. Porque de ella pondría muchísimas más. Porque me parece de guapa lo que digo más abajo. Y porque ésta es la sección de los 23 que inicié con Ingrid Bergman y sólo he dado con ella en esta foto a esa edad.

Addendum al primer post de esta serie: pondré fotografías de actrices a los veintitrés años y que sobre todo me gusten. Las fotos y ellas. 

El azar (o el infortunio) han querido que haya elegido a dos actrices (Ingrid Bergman comenzó esta serie del 23) que se fueron lejos de su tierra para hacerse más famosas que el resto. Luise Ranier, de la que, si no lo he dicho aún, me parecía una actriz y una mujer más guapa que muchas más, se murió a los 104 años, mucho más tarde que el resto de los demás. La película no la debido de ver ni Dios. Aunque por lo menos la vieron (cómo no) en territorio francófono o francés.

Valga como recuerdo-poster-postrer.

domingo, 28 de diciembre de 2014

23: Ingrid Bergman (I)

Screen test para Intermezzo, 1939, a punto de dejar los 23

Ingrid Bergman tenía veintitrés años y estaba terriblemente hermosa. En un Fotogramas, en un suplemento de televisión del Fotogramas anunciaban un ciclo de películas de Ingrid Bergman que ponían por televisión de la época de las películas de Ingrid Bergman en Suecia. Y había fotos de Ingrid Bergman a los diecinueve, veintiuno. Así hasta lo veinticinco. Los años, digo, de las películas de Ingrid Bergman en Suecia. Antes de que Ingrid Bergman se fuera a hacer películas con los americanos y después Casablanca. Antes de creer, como todos, que Ingrid Bergman había nacido en las películas de Hollywood. La cosa es que de todas las fotografías que había en ese Fotogramas, de todas las edades de Ingrid Bergman, conforme iba acercándome a esa edad (los cumplí dos años después del suplemento del Fotogramas) me iba tirando el año, ese número 23. Me quedé con Ingrid Bergman a los 23. Hoy ya me surgen dudas, porque he revisado las fotos y había que verla a los veinticuatro. O alguna de las de antes (oy de ahí el paréntesis, cuando ya no estaba en su tierra, sino con Rick). Pero el caso es que Ingrid Bergman a los veintitrés.

Excusa peregrina: se acaba el silencio de este blog. Hoy comienzo una serie de fotografías de actrices a los veintitrés.

martes, 12 de agosto de 2014

Waiting for you

DEP

John Belushi y tú erais unos granujas, lo recuerdas, unos auténticos dioses, lo erais todo y os creíais todo, fueron los días (y las noches) en que alguien (siempre hay alguien para estas cosas) decidió cuál tenía que ser la última moda, que iba a ser en verdad la última para muchos. Y llegaban las noches y tú y John Belushi os creíais los dioses, y aquellas noches no se acababan nunca, hasta que una noche se acabó la moda para John Belushi y tú decidiste que esa moda no iba a molarte más porque se te había llevado a tu granuja favorito. Y ahí estuviste desde entonces. Desde siempre. Hasta hoy. Hasta anoche.

Hoy más que probablemente, en estos momentos, estés dando con John Belushi (un par de gestiones, porque para esas cosas tú sí que te vales) y ya estás con John Belushi. Belushi te ha mirado con esa cara de buena bestia y tú has llorado, lo sé, como sueles hacerlo tú. Y Belushi te ha dicho que no quiere mariconadas. Pero que te echaba de menos. Y qué se hace por aquí, le preguntas. Yo, esperarte, joder, esperarte, te ha dicho tu granuja. For so many years…

Y te has quedado un poco así porque no sabes a ciencia cierta a qué se refiere con esa frase. Waiting for you. Y os habéis quedado así un poco serios. Y tú has roto el silencio y le has dicho imitando a Marlon Brando (On the Waterfront) “Pude haber tenido clase. Pude haber sido alguien, en lugar de un vago, que eso es lo que soy, aceptémoslo”. Y os habéis puesto al día. Y le has hablado de tus tres o cuatro barbas. Y de algunas películas.  Happy days, le dices. Que no te iba mal. Y aquí estoy. Y entonces ha habido otro silencio porque John Belushi será una buena bestia pero tonto, no.


Y tú no has podido decirle nada. Nunca habíais tenido que deciros para saber. Y casi a la vez os ha salido un juramento. Juráis en hebreo. Asentís. Y tú ahí probablemente le dices lo gilipollas que fuisteis todos esos años. Y que no sabe además cómo están las cosas por allí. Mucho iphone y cosas pero nada. Y le hablas de todas esas otras mierdas. Y de que el mundo (my soulmate dixit) se nos está yendo a la mierda. Y de que a ti se te habían quitado las ganas de sonreír. Y qué quieres que te diga, y tal. Entonces la buena bestia de Belushi y tú os fundís en negro. Y ya no os veo. Ni yo ni nadie. Que nos jodan.