domingo, 22 de agosto de 2010

Departures

Duke en París, 1960 y la high society.

El sábado 14, como si se hubiesen puesto de acuerdo en que aquél era el día, se murieron la cantante Abbey Lincoln y el fotógrafo Herman Leonard. Pongo una fotografía de Leonard y un tema cantado por la ex esposa de Max Roach. ¿Cuántas fotos he puesto ya de Herman Leonard?


6 comentarios:

ZoePé dijo...

Ambas pérdidas entristecen el mundo del jazz y del cine.
Que descansen en paz.
Un beso, Jose.
Buenos días, en este lado del mundo.

josé miguel dijo...

Veo que le hemos dedicado espacio y recuerdo al gran Leonard los dos en nuestros respectivos rincones del blog. Sí, son dos pérdidas grandes. Cuántas escenas de jazz, cuántas veces nos habremos emocionado con sus fotografías. Y Abbey, junto a él, ha entrado en el Olimpo del jazz.

Besos, Zoe.

Esther dijo...

Fotaza de Herman, Duke y la high society.

Y es que no me puedo ir de vacaciones. je je je. También le dedicaré una entrada a mi vuelta en septiembre. Aquí, en Dénia, al lado del mar, pinos y montaña, brisa marina, se está demasiado bien y demasiado distraída, estoy en una nube. A ver si pronto vuelvo a la tierra. je je je

Besos, os kiero!

josé miguel dijo...

Me acordé de ti cuando leí la noticia de que Herman Leonard se había muerto. Es lo que digo en el post: cuántas veces habremos visto sus fotografías. He estado buscando más de él, pero más que poner las más archiconocidas, quiero poner alguna menos vista, pero igualmente soberbia.

Besicos más, Esther, muchos besicos!!

Esther dijo...

Os habéis fijado que esta foto tiene nada menos que 50 años? Y es que los mejores años fotográficos de Herman son mediados de los cuarenta, cincuenta y principios de los sesenta. La época irrepetible del jazz. Ese es su principal archivo.

Luego siguió haciendo fotos de jazz pero nunca fue igual ni tuvo el nivel de calidad ni de músicos conocidos que su época dorada.

Estamos hablando de hace bastantes años.

josé miguel dijo...

Ahí le has dado, Esther. Era la época en que un fotógrafo de jazz (Herman o cualquier otro) podía ser y era amigo de un músico, más que ello, colega, compadre de noches y días. Ahora, tú lo sabrás mejor que yo, si te pasas del tiempo convenido de dos minutos en cada concierto, ya te miran mal.

En fin, siempre nos quedará Herman.

Besicos, Esther, gracias por volver a comentar.