miércoles, 18 de septiembre de 2013

I remember Clifford

Brownie. Y la trompeta.

La trompeta de Clifford Brown. ¿Tú conoces la trompeta de Clifford Brown? No la conoces. Bueno, pues la tengo yo. Es un secreto, no lo digas por ahí. Yo tengo la trompeta de Clifford Brown. Un día ya te la sacaré. Cómo la conseguí, no hace falta entrar en detalles. Esas cosas ni se dicen, casi ni se preguntan. Un coleccionista no revela sus fuentes. Aquí la tengo, delante de mí. Quiero tocarla, pero para eso se necesitan dos cosas: una, saber tocar la trompeta; la otra, perder el respeto a Clifford Brown, cosa que ni tú ni yo debemos hacer si queremos seguir teniendo vergüenza. Y tú y yo tenemos vergüenza. Y respeto a los dioses. Clifford Brown, tú sabes quién fue Clifford Brown. Tú y yo lo sabemos. Sabes como yo lo que significa esta trompeta. El día que a Dios le guste el jazz y llegue un día en que Dios se aburra y quiera tocar la trompeta (porque Dios además de saberlo todo, lo sabe hacer todo) y no encuentre la trompeta de Clifford Brown, nos dirá. Que dónde hemos metido la trompeta (porque Dios lo sabe todo, y Dios sabe que nosotros tenemos la trompeta), pero ni tú ni yo diremos palabra. Esa trompeta es nuestra y no hay Dios. Haremos bajar la cabeza a Dios (con interrogante, ¿haremos bajar la cabeza a Dios?). Y entonces nos quedaremos la trompeta de Clifford Brown y: primero, intentaré aprender a tocar la trompeta; y dos, me convencerás de que deje de intentar tocar la trompeta de Clifford Brown. Y tú me dirás: Dios, que es la trompeta de Clifford Brown. Y yo me pondré colorado. Y yo esa noche soñaré que puedo tocar la trompeta de Clifford Brown, que yo soy Clifford Brown, que me he vuelto negro, que sé tocar mi trompeta, que tú me escuchas, que Dios, que está también entre el público (es un club, de Harlem) me escucha, que todos me escuchan, que todos me jalean, que me dicen que soy Dios (y ahí Dios se molesta, pero al final asiente, encogiéndose de hombros. Interrogante, ¿Dios se encoge de hombros?). Y empiezo el break del A night in Tunisia. Y el solo dura, dura muchísimo, tanto como puede durar en un sueño que no tiene ni comienzo ni fin. Algo así. Mucho. Y como es mi sueño, Clifford Brown no se morirá a los 25 años, porque cuando coja el coche la noche que se murió y Clifford Brown en el sueño soy yo, me despertaré, porque sí, como el jazz. Y ya. Yo no puedo morirme en un sueño que sea mío, en un sueño yo he hecho muchas cosas, pero morirme nunca, al menos hasta ahora. Y como duermo abrazado a la trompeta de Clifford Brown, igual que otros duermen con un ojo abierto, al despertarme me vengo abajo porque no sé tocar de otra manera la trompeta de Clifford Brown. Ni soy negro, ni soy Dios ni estoy en un club de Harlem. Claro, que luego te miro y me digo que te tengo a ti y a la trompeta de Clifford Brown.

2 comentarios:

ZoePé dijo...

Y hoy hace 43 años que se murió Hendrix, sólo con 27 años. Pero no le ganó a Clifford Brown que se fue con 25.
¿O no? Porque en ese sueño no ocurre eso, verdad?
Espera..., que lo estoy escuchando tocar la trompeta ahora mismo. Y lejos, suena Little Wing en la guitarra de Hendrix, que la tengo aquí conmigo.
Y Dios escucha y asiente.
Un beso, Jose.

josé miguel dijo...

En el sueño ambos dos se han intercambiado el instrumento. Jimi toca la trompeta. Clifford la guitarra.Tu guitarra. ¿Nos intercambiamos nosotros los dos tesoros?

Besos, Zoe.