lunes, 3 de octubre de 2011

Quo vadis

Es Diana Krall


Quo vadis, jazz, me piden que me pregunte. Quo vadis y eso es lo que me gustaría saber a mí. Pongamos una fecha, 2001, y diez años (Un 11 y una S) que para muchos en el mundo han sido más que una odisea. Para ser un Odiseo hay que regresar a casa, donde espera la Penélope de cada cual. Y el jazz tiene que regresar, a sus orígenes o no, o volverá a emprender un rumbo que no sé si desconoce el propio jazz. Porque si caminos hay en el mundo, el jazz ha tomado todos y cada uno. Jazz fusión, que es un término más viejo que el siglo XXI, término que no es un fin sino un medio que muchos emplean para darle al jazz un poco de vida. Jazz confusión, en algunos casos. Me gusta lo que hace Chano, me gustan los caminos de Perico Sambeat. Si de jazz en España hablamos. Me gusta Esperanza Spalding, que tiene un nombre que ya es una declaración de principios. Gracias por ti, Esperanza, y por esa imagen que das. Cada vez que te veo, me siento rejuvenecer.

Y hay tantos de ellos y ellas que viajan a España y a Europa, y tantos que parece que les dan más importancia a los territorios europeos y de allende sus mares. Y Wynton y Brandord y Mehldau y los viejos leones (Hank  Jones, que tocó con los dioses, vivió y siguió viniendo, a Dios gracias, que lo tiene cerca ya, escuchando jazz). Y los jóvenes que cada vez son menos jóvenes, porque a cada minuto salen otros babies que hacen palidecer a sus mayores. Y habrá más fusiones y confusiones, pero seguirá el Chico Corea. Y seguirá enfadado Keith Jarret porque alguien del público no se calla. Y Diana Krall lo mismo pero con armas de mujer. Y cada vez se oyen más cantantes, se abrió la veda, cantantes casi todas ellas. Quo vadis, me hacen preguntar. Me falta memoria y espacio para decir todos, la buena gente que sigue y seguirá y sigue Papá Rollins que no se cansa de tocar. Y en los festivales habrá pop y hasta rock y folk y Bela Fleck y Herbie Hancock dirá que eso está bien. Y ayer oigo a Robert Glasper y toca Nirvana y me digo que eso está bien. Y termino sin saber que Quo vadis. Y me respondo que cada cual tiene su jazz propio o un pedacito y su propio concepto. Y el año pasado le dije a G. que si había oído todo que tenía por oír. Y G. me nombra a Tania Maria y me salta de repente Brasil y entonces no sé los caminos que hay ya y dejo de pensar. Salvo en G. y en quo vadis, jazz.

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