miércoles, 7 de diciembre de 2011

Solitude

Fotograma del cortometraje Lone-illness

Cambia el tema si la cosa la canta Sassy o la canta Louis, da igual Armstrong que Prima. La prima cosa es que el tema en este caso tiene su aquél, y uso su aquél por eufemismo. Esta canción tiene sexo y no se lo otorgan sólo las connotaciones de su título. Porque si la canta Sassy le dice al gigoló que everywhere you go, que suena a todo menos a piropo. Pero si la canta Louis, y da igual el Louis: primero, todos los hombres estamos mintiendo, porque no todos los hombres lo somos (ser un gigoló) y tenemos que acudir a una canción antigua para fingir, cosa que se le daba tradicionalmente mejor a ellas. Puestos a aparentar. No es lo mismo decir everywhere I go. No es lo mismo. No es lo mismo echar en cara (everywhere you go) que echarle cara (everywhere I go, y estar mintiendo). Pagan justos por pecadores porque gigolós los hay, haberlos. Los odiamos por nuestras propias carencias pero al César lo que es del César. Por mucho que pueda molestarnos. Y jodernos.

(Pero ya añadía un hombre llamado Prima: I ain’t got nobody, triste pero muy real reverso de la moneda. Acoto yo, si podéis, ved un corto que habla de soledad, Lone-illness, Virgina Llera, 2011).

Uno prefiere no tener que llegar al engorroso extremo de la última palabra anterior al paréntesis, pero las cosas andan como andan en estos últimos tiempos. Así que, si de fingir se trata, quizá no sea la peor de las opciones decir que everywhere I go. Para lo otro, para que alguien te recuerde que everywhere you go, ya habrá tiempo, para esas cosas siempre hay alguien al que para recordarlo siempre le queda tiempo. Así que everywhere I go. O qué.

No hay comentarios: