Armando

Chick Corea, joven.

Return to forever, rezaba el nombre del grupo, Corea había empezado en esto del jazz y me gusta el nombre de esa facción del jazz que se inventó para los años 70, porque Corea comenzó con el jazz y siguió con lo suyo, y volvió al jazz, y volvió un return más, a lo suyo, y más tarde lo mezcló todo si es que alguna vez no dejó de mezclar y ahí está hoy, el bueno de Chick Corea, Armando jaleo, y su guerra. Ayer en Bari, y sé que no lo pudiste ir a ver, y sé que te hubiera gustado irlo a ver, y mañana andará por allá, siempre con las ideas en su piano, al que una vez vi que le tocaba las cuerdas por dentro en un concierto y así empezaba el concierto, y al otro día tocaba con Jorge Pardo y no paraban de decir “inquilino ino ino ino ino, y Chick Corea es otro inquilino” (inquilino como habitante de esto que llamamos mundo, todos somos pues Corea).

Tantas veces tocó en Spain el Spain y no sólo aquí porque Corea es un inquilino, ya lo sabemos. Corea pasea España por el mundo. Inquilinos por el mundo. ¿Alguna vez (Corea bate el record de Satchmo) ha dejado de darle las vueltas al mundo? ¿Importa que a veces la cague, como con su mujer haciendo que cantaba en el escenario? Y grabamos su nombre en el panteón, al lado de Herbie Hancock y de Keith Jarrett, al lado de los últimos ya 50 años de piano, porque Corea lleva años dando guerra. Y le preguntarán, yo lo pienso, y él pasará del tema, pero Corea ya tiene edad para decirle que es un maestro. Y el dirá, a su manera, “Va por ustedes”.

Y escuchamos a Corea. Cuántos años, cuántas veces más vamos a escuchar España.