Sobran las presentaciones
Tú y yo hoy nos vamos a ir de farra. Pero no te creas que nos vamos a un sitio de ésos. Tú y yo nos vamos a un sitio de los remilgados, ya sabes, los sitios a los que van los de siempre a oír lo de siempre y vestidos como siempre. Ésos. Pero hoy, fíjate, hoy vamos a profanar ese sitio. Nos vestimos de negro, con el alma de un negro. Quiero decir. Tú eres Billie y yo la sonrisa de Louis. Tú cantas y yo te sigo (pocas veces, ¿una, dos? cantaron juntos Lady y Satchmo, pero hoy tú y yo somos ellos y nos vamos a desquitar). Nos vamos al templo de la música seria (como si nuestra música no lo fuera y nos van a mirar raro simplemente porque no somos como ellos. Damn it, ya sabes.)
Tú eres Lady, yo soy tu Louis. Y estamos en el Carnegie
Hall. El sitio, ese sitio. El sancta sanctorum de las músicas. Y lo dejaremos
de aquellas maneras, ya verás. ¿Empiezas
tú con el What a Little moonlight can do? Sabes que me deshago cuando
cantas eso. Puñetera. Observo desde el lateral, saco el pañuelo, sentado en la
silla que me acompaña desde que me subo a tocar la trompeta encima de cuatro
tablas mal puestas. Esto no lo son, esto es el Carnegie, nena. ¿Te acuerdas de
los sitios a los que que tuvimos que subirnos? El público, los que nos miran, están
ahí; pero a los nuestros, aunque no los veo, les oigo, les escucho sus yeah man. Les oigo so excited, en el templo de los blancos, en el lugar donde nunca
antes nadie habría imaginado que pisaran nuestros pies negros. Y todo eso,
pensar en todo eso y tantas y tantas cosas nos da ganas de gritar con más
fuerzas y de sentir más adentro todavía lo que decimos y de que yo apriete más
los dientes y tú les arrebates el alma a todos los que te están escuchando. Sí,
Lady, creo que hoy vamos a triunfar.
Qué sigue, yo con el When you’re smiling. Quédate cerca
porque te necesito, sabes que te necesito siempre. Y te dejaré la voz cantante
cuando coja la trompeta. (Y con tu voz provocarás pleitesía y alguno y alguna
no dormirá esa noche porque te han visto a ti). Y seguiremos, tú con el Strange
fruit y yo con el Black and blue y todos escucharán lo que cuenta la letra de
ambas dos y ¿se preguntarán?, no sé si les removerán (What did i do… to be so black and blue). Y seguiremos con ello toda
la noche porque no vamos a parar y detrás de una irá la otra y la silla me
vendrá muy bien y nos sentaremos lo que haga falta y cerraremos el garito del
Carnegie (¿sólo quedan los nuestros?) y nos iremos de allí y no sabremos si es
mañana o pasado y tú te llevarás mi trompeta y más cosas que ya no son mías
desde el día que te conocí, eres mi Lady, cerramos el Carnegie y un día más
seremos los dos so black and blue.
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