lunes, 23 de abril de 2012

Harold y Tizol

Harold Arlen murió en 1986. Juan Tizol, dos años antes. Un 23 de abril.


Día para rememorar a los grandes. Nació y murió el autor de la Tempestad, murió el padre de Sancho Panza y de Quijano, como también murieron Harold Arlen o Juan Tizol. Quién compuso Caravan, ¿lo queréis saber? Si eras portorriqueño y además tocabas jazz, entonces eras el portorriqueño más afortunado del mundo. Años 30, 40. Juan Tizol tocaba en la orquesta de Duke Ellington, la mejor orquesta del mundo. Y se inventó el Caravan. Harold Arlen le puso la música a Dorothy y a sus zapatos rojos, y al embaldosado amarillo, y al espantapájaros y al león no tan cobarde (¿acaso menos que tú y yo?) y al hombre de hoja de lata (sic, ese enternecedor doblaje español). Los dos, bien pensado, le pusieron la música a dos magos.

Sí, hoy tenía que volver a escribir algo. Y como me dijeron ayer, improvisa. He improvisado. Deberíamos improvisar más a menudo. Sienta bien y ahora me ha servido para ponerme en contacto con vosotros. Ya sabéis, esto de conmemorar las muertes. Pasa por componer el Stormy Weather, Mr. Arlen.
Sea.
Caravan by Duke Ellington & His Orchestra on Grooveshark

lunes, 9 de abril de 2012

God bless the child

El sábado 7 de abril Billie Holiday hubiese cumplido 97 años. Para mí los ha cumplido.

9 de abril de 2012. España. 20:52: ¿Estás ahí? Perdona que no me acordase el sábado (a partir de ahora tendré que marcar otra fecha en el calendario. Tengo que borrar alguna. Ya sabes, la vida y tal; así que me viene bien añadir la tuya).

20:54: Se me hace muy complicado olvidarte. Porque casi siempre te me apareces en algún momento, así, sin avisar (y me desgarras, puñetera, siempre fuiste mi puñetera preferida).

20:57: Sólo te faltó conocer a Gardel. Tú tenías alma de tango.

20:58: A veces me parece que estás más guapa de lo que me merezco.

20:59: Qué cojones hacía cuando no estaba enamorado de ti.

21:01: Tengo una foto tuya ahí arriba y te estoy mirando. Con tu permiso, sigo.

21:02: Se me hace extremadamente difícil hacerle un regalo a alguien que de manera invariable me hace llorar, sonreír, sufrir o callar en el intervalo de tres minutos (pu-ñe-te-ra).

21:04: Estoy enamorado.

21:09: Aquellos clientes.

21:10: Cántame un blues.

21:11: Si yo soy Press, tú eres mi Lady, y las luces se apagan y la gente se va, y comienza a sonar el piano.

21:12: Sólo somos unos niños. God bless you.
God Bless The Child by Billie Holiday on Grooveshark

lunes, 26 de marzo de 2012

Jazz story

Count Basie (izqda.) y Duke Ellington (dcha.). En 1961 grabaron First time con sus respectivas orquestas al unísono. Foto de Don Hunstein.

Por supuesto que tiene historia, tiene historia esta foto. Tiene toda la historia del jazz, toda la historia del mundo. Tiene dos formas de sonrisa, dos formas de vestir, dos formas de ser negro, que es la misma cuando se trata de tocar (de sentir) el jazz. Para los que aún no lo sepan, el que escucha (y sonríe, y cómo sonrió siempre) es un duque. El que le habla un conde. Los dos juntos, ya lo digo, la historia del jazz.

Si te conoce la gente que sabe quién eres por dos títulos nobiliarios, vosotros no lo sé, pero yo me sentiría un poquito responsabilizado. Ellos dos lo sabían y para demostrarlo (maldigo el día y volveré a maldecir en que las personas que nos hacen sentir más felices se nos van, por eso me gustaría seguir hablando en presente) sonreían. Y le daban al piano. Y dirigían las dos organizaciones de jazz band más grandes que han existido nunca (ni existirán, a no ser que remedes, copies y calques. Lo sé, hay otras, pero hay que saber sonreír). Me siguen poniendo los pelos como escarpias recordar sus dos organizaciones, sí, dos familias, a las que podías volver con las orejas gachas tras un período de hijo pródigo (verdad, Johnny Hodges, Little Rabbit forever, y el jefe no se inmutaba y te invitó – te lo había guardado - a sentarte de nuevo en tu sitio). Prácticamente nadie les podía toser. O te postrabas ante ellos si les nombrabas o te ponías de pie antes de hacerlo. Y luego decías amén.

(Observad la gorra de marinero. Siempre me dije que hay que tenerlos bien en su sitio para aparecer así antes tus subordinados).

La foto tiene historia y sólo saca una sonrisa y una gorra de marinero. Una camisa de rayas, otra negra. Yo también veo (¿acaso no los veis?) a los cuarentaytantos miembros de esa gran familia. Los veo a todos. Se ríen, alguno se ha ido a tomar el aire en compañía de su homónimo de orquesta ajena. Ese día las dos organizaciones más importantes de la historia del jazz grababan un disco que podía sonar todo lo alto que quisieran el que habla y el que escucha y sonríe. Lo realmente imposible hubiera sido decirlo más claro. Ambas dos orquestas, la de un conde y la de un duque, se tomaban un descanso. Se iban a tomar el aire, a escucharse y sonreírse o a quedar esa noche para ver el partido de los Yankees. Me pido boleto contigo para el día que se saquen de la chistera de una vez la máquina del tiempo. Me pido hacerme un hueco contigo en aquella esquina que se ve, que no haremos mucho ruido, lo prometemos (y a la vez cruzamos los dedos). Está en juego ser testigo, que esa noche se parió de nuevo el jazz.
Take The "A" Train by Duke Ellington & Count Basie on Grooveshark

miércoles, 29 de febrero de 2012

Cómo ser John Coltrane

John Coltrane por Herb Snitzer

Tener que hablar de John Coltrane y tener que llamarle cosas como que es un dios que se apropió del alma del jazz. Tener que decir que ese Coltrane que apenas lo escuchas te arrebata todo, el alma y los sentidos, ese Dios impenitente que se inventa mandamientos (algo similar, si no lo mismo, te pasa con Thelonious Monk, y es que por algo se sienta a su derecha. Y a su izquierda, recordémoslo, se trata de Monk). Tener que decir que esos mandamientos que Coltrane se inventa te los crees a pies juntillas y lo mismo da que diga que su amor es supreme o que te cuente cuáles son sus cosas favoritas (eso sí, le puede llevar cuarenta y cinco minutos. Forma parte de sus mandamientos).

Tener que decirle a quien nunca escuchó (bien) a John Coltrane lo que significa John Coltrane y no saber explicarlo, ni bien ni mal, porque a mí nadie me explicó a John Coltrane. Tener que decir “escucha a John Coltrane” (en el 98 John Lurie al final del concierto aceptaba peticiones del público. Alguien le gritó “play John Coltrane”). Tener que decir “aguanta con el Interstellar space”. Tener que decir que John Coltrane se murió en mitad de la misa. Tener que seguir escuchando a John Coltrane para seguir comprendiendo lo que significa su saxo. Tener que llorar en mitad de sus solos. Tener que soñar que tocas sus solos. Tener que maldecir el día que se murió John Coltrane.

Te salen muchos más “tener que” si piensas qué decirle a quien no sabe (bien) qué supone ser Coltrane.
Jupiter by John Coltrane on Grooveshark